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M en vaig a escampar la boira

Jersey

Jersey

Estoy escribiendo desde la isla de Jersey, en la Canal de la Mancha. Jersey, junto con otras islas, es una dependencia de la Corona Británica; no es una colonia ni una provincia. Imprime su propia moneda, la libra, pero con otro diseño, y tiene su propio gobierno. La isla está situada en el Golfo de St. Malo, a 160 km del sur de Inglaterra y a 22 km de la costa de Normandía (Francia). Es súper chiquita: tiene 14 km de largo, 8 km de ancho y una superficie de 72 km cuadrados. Pero parece mucho más grande cuando uno va de un lugar a otro: tiene una red vial de 560 km en total. Estamos acá porque Sean está trabajando para Jersey Telecom y yo estoy de visita.

Este conjunto de islas está habitado desde la Edad de Piedra. Como dijo mi papá: ¡¡imagínate la cantidad de caca que hay mezclada en la tierra!!¡¡ Jajaja!!Todavía quedan dólmenes y monumentos de esa época. Lamentablemente, no los he visto porque ahora, en invierno, está casi todo cerrado. También hay rastros de ocupación romana. A lo largo de los siglos, Jersey y las demás islas han sido conquistadas, invadidas y ocupadas por Inglaterra y Francia alternativamente. Eso dejó una profunda huella en la cultura y la arquitectura. Hay edificios de todos los estilos: francés, victoriano, georgiano, castillos, fuertes, torres de vigilancia en la playa. La última ocupación, y la que está más fresca en la memoria colectiva, es la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. Duró cinco años, de 1940 a 1945. La historia de la ocupación alemana es larga y muy interesante. En la calle, hay placas de bronce o mármol que recuerdan, por ejemplo, el lugar donde anunciaron la liberación, o a acciones heroicas de los isleños que resistieron a los nazis. O a los que fueros fusilados por resistir a los nazis. O a los que fueron deportados a campos de concentración por resistir a los nazis. Todavía se pueden ver las torres de cemento (horribles) que construyeron para vigilar las playas, las baterías de cañones anti-aéreos y anti-barcos que instalaron en los acantilados, y los túneles y bunkers fueron convertidos en museos (que todavía están cerrados porque es temporada baja). La historia de este lugar es muy interesante y muy larga, así que voy a parar acá porque puedo estar todo el día con ese tema.  

Otra característica cultural interesante es que, desde hace décadas, Jersey atrae inmigrantes portugueses y, últimamente, polacos. Uno va por la calle y escucha gente hablando en inglés, algo de francés y mucho portugués y polaco. Ayer tuve la oportunidad de usar el poco portugués que aprendí cuando le pregunté a una chica que estaba limpiando las mesas en un café donde estaba el baño. Me dijo que no hablaba inglés pero le contesté que podía hablarme en portugués. ¡Para qué! Me tiró una frase larga e incomprensible, pero como yo me metí en ese berenjenal, afiné las antenas y capté lo esencial: escalera, arriba, restaurant, izquierda. Y le dije “Muito obrigada”. Y llegué lo más bien. Yo había tomado clases con una profe brasileña, pero en Portugal tienen otro acento, mucho más cerrado y con mucho sonido sh, y me cuesta bastante entender.  

La foto la sacamos en Gorey Harbour, una de las bahías. La vista es impresionante. También subí más fotos en la sección Enlaces.  

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